La única relación que puede romperse

Hay vínculos que no se rompen. Puedes alejarte, distanciarte, incluso cortar el contacto. Pero siguen ahí.

Tu padre es tu padre. Tu hija sigue siéndolo aunque ya no viváis juntas. Tu hermana sigue siendo tu hermana aunque no habléis en años.

Pero tu pareja no. Ese vínculo sí puede desaparecer. Porque no está hecho de sangre, ni de obligación. Está hecho de elección. Y lo que se elige, también puede dejar de elegirse.

La fragilidad del vínculo más importante

Justo por eso, la relación de pareja es la más importante. Porque es la única que puede acabarse. Y sin embargo, es la que más damos por sentada.

Nos acostumbramos a convivir sin mirar. A cumplir sin sentir. A pensar que “ya pasará” o que “esto es lo normal después de tantos años”.

Pero muchas rupturas no ocurren por una infidelidad o una gran crisis. Ocurren porque dejamos de elegirnos. Porque se pierde el hábito de cuidar. Porque dejamos que la rutina haga de sustituta del afecto.

Y cuando queremos reaccionar, a veces ya es tarde.

¿Cómo cuidar lo que no es para siempre?

La Psicología Positiva y la Terapia de Pareja pueden ayudarte a mirar de forma diferente lo que hoy parece estancado:

• Reconocer patrones que dañan sin darte cuenta.
• Aprender a comunicarte sin herir.
• Volver a elegir, desde un lugar más consciente.
• Y si hace falta, cerrar desde el respeto en lugar de desde la rabia.

Las sesiones que ofrezco no son para “arreglar” nada. Son para entender. Y desde ahí, decidir. Juntas.

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