Hay vacíos que no hacen ruido.
Pero se sienten.
Ese hueco que aparece cuando todo parece ir bien… pero tú no. Cuando desde fuera tienes pareja, casa, trabajo… y aun así, sientes que te falta algo.
No es tristeza. No es depresión. Es un silencio que te incomoda. Una sensación de desconexión contigo misma.
El artista Salvatore Garau vendió una escultura invisible por 15.000 euros. ¿Una locura? Tal vez.
Pero su argumento es potente: el vacío también comunica.
Y en Psicología Positiva, esto no solo es cierto… es fundamental.
Muchas mujeres intentan compensar ese vacío emocional con lo que tienen a mano:
Y lo que empieza como una vía de escape… se convierte en un nuevo pozo. Porque nada de eso te conecta contigo. Solo te distrae.
Lo invisible sigue ahí.
Marina tenía todo lo que se suponía que debía hacerla feliz. Dos hijos, un trabajo estable, vacaciones cada verano. Pero lloraba en el coche, sin motivo aparente.
En consulta, trabajamos sobre lo que no se veía. Cambió la forma de mirar su casa. Redujo compromisos que no le hacían bien. Se permitió tener espacios vacíos… sin sentirse culpable.
Hoy dice que no ha cambiado su vida, pero sí la forma de habitarla.
Como el arte invisible de Garau, lo que no se ve también puede tener valor. Y tu bienestar emocional no necesita cosas: necesita cuidado, escucha y un espacio donde ser tú sin exigencias.
Eso es lo que trabajamos en consulta. Y sí: también se puede transformar lo invisible.
🌀 ¿Te reconoces en alguna parte del texto? Quizá hoy sea el momento de dejar de ignorar lo que no se ve.