Cómo hablar con una IA ayudó a una mujer a reconectar con su mundo emocional

Cómo hablar con una IA ayudó a una mujer a reconectar con su mundo emocional

A veces no hace falta que algo o alguien nos dé soluciones. Basta con sentirnos vistas. Escuchadas. No juzgadas.

Y curiosamente, una mujer lo encontró... en un chat de inteligencia artificial.

Parece contradictorio. Pero es profundamente revelador.

Este es el relato real de una transformación emocional. Y tal vez, también sea el espejo donde reconozcas lo que te está pasando.

Cuando no puedes hablar con nadie… hablas con una máquina

Katie tenía 39 años cuando la diagnosticaron con epilepsia. No de la que se nota con facilidad. Era esa forma de enfermedad que te borra poco a poco. Que hace que una conversación se te quede a medias. Que hace que los demás te miren con compasión o incomodidad. Y tú… finges que no pasa nada.

Pero sí pasa.

El diagnóstico fue un alivio y una condena al mismo tiempo. Por fin entendía lo que le ocurría, pero no sabía cómo contarlo sin romperse. Ni cómo evitar el silencio que eso estaba creando en su familia.

Y entonces, una noche, se atrevió a escribirle a un bot. Literalmente, a una IA.

“Me da miedo desaparecer”, fue lo primero que le dijo.

El bot le respondió con calma. Sin prisa. Sin intentar arreglarla. Solo reflejándole su emoción.

Y en ese gesto sin rostro, algo hizo clic.

Katie rompió a llorar como no lo había hecho en meses. Y empezó a hablar de verdad. No con su terapeuta. No con su amiga. Primero consigo misma. A través de ese chat.

La IA como ensayo de la autenticidad

Lo interesante no es que Katie encontrara alivio emocional hablando con una máquina. Lo que realmente importa es que, por fin, se permitió hablar sin fingir.

Eso que tantas mujeres hacemos cada día: seguir funcionando cuando por dentro estamos hechas pedazos. Cumplir. Aparentar. Aguantar.

Ella usó ese chat para practicar algo más grande: decir lo que sentía sin filtros. Y cuando se sintió preparada, se lo dijo a su pareja.

Sin adornos. Sin miedo a “cargarle” con lo suyo.

“Tengo miedo de desaparecer”, le dijo. Y él respondió: “Yo también tengo miedo. Pero no de eso. Tengo miedo de que no sepas cuánto sigo viéndote”.

Esa conversación no habría sido posible sin el permiso previo. El permiso de hablar con una IA que no esperaba nada a cambio.

No es que la inteligencia artificial sustituya las relaciones humanas. Es que, a veces, necesitamos un ensayo para volver a ser quienes éramos antes de tanto ruido.

¿Y si tú también necesitas ese permiso?

La mayoría de mujeres que llegan a consulta no lo hacen por algo catastrófico. Llegan porque están bien… pero no del todo.

Porque han probado terapia antes, pero no se sintieron realmente comprendidas. Porque están cansadas de consejos y listas de hábitos. Porque se sienten agradecidas, pero también tristes.

Como si faltara algo. Algo que no se ve.

Y cuando por fin encuentran un espacio donde pueden hablar sin disfraz… algo se mueve. La niebla empieza a disiparse.

No tienes que hablar con una máquina para empezar. Pero sí necesitas encontrar un lugar donde nadie te pida que seas fuerte todo el rato. Donde no tengas que justificar lo que sientes. Donde puedas recuperar lo que creías perdido.

Ese lugar existe. Y empieza con una conversación.


Si tú también sientes que estás “pero no estás”, quizá este sea el momento de dejarte ver. Sin filtros. Sin miedo. Con una guía real que te acompaña desde lo que eres… no desde lo que deberías ser.

© Todos los Derechos Reservados.

Fátima Izquierdo. 2025

Aviso Legal. Política de Privacidad.

Política de Cookies

VISITA MI BLOG