Agosto se vive como ese domingo largo en el que, por fin, respiras hondo y el silencio te alcanza. Pero, igual que los domingos por la tarde, aparece una sensación conocida: septiembre se acerca con su olor a cuadernos nuevos, calendarios apretados y relojes sin paciencia. Si dejas que el mes te arrastre, el “lunes llamado septiembre” te encontrará en piloto automático, repitiendo el mismo guion que juraste cambiar en junio.
El error más común es pensar que el descanso, por sí solo, recoloca todo. Descansas, sí, pero vuelves a apilar obligaciones, pospones límites y te dices “ya organizaré mi rutina”. Entonces ocurre lo de cada año: el primer correo urgente, la cita médica que no encaja, la mochila de los peques a medias y esa reunión que se alarga justo cuando prometiste volver a casa antes. La consecuencia es obvia: estrés anticipatorio, agotamiento de fondo y esa frase que no quieres pronunciar en voz alta: “Estoy bien, pero podría estar mejor”.
La salida no es heroica ni perfecta. Es concreta. Se trata de ponerte al mando con decisiones pequeñas, sostenibles y basadas en ciencia, para que tu energía no dependa de si el mundo te deja tranquila o no. La Psicología Positiva y la neuroarquitectura ofrecen un enfoque práctico: cultivar lo que te hace bien y diseñar entornos que apoyen ese proceso. No necesitas mudarte ni tirar tabiques; necesitas elegir con intención cómo empiezas el curso.
Te propongo convertir este “domingo del año” en tu punto de inflexión. Antes de que llegue el ruido, detente y pregúntate en serio: ¿Cómo quieres empezar el lunes llamado septiembre? La respuesta guía lo que harás hoy.
1) Prioriza sin culpa. Escribe las tres prioridades que harán que este curso merezca la pena para ti. Tres, no treinta. Todo lo que no contribuya a esas tres, se negocia, se delega o se elimina. Practica dos frases útiles: “Ahora no” y “Necesito pensarlo”. El objetivo no es ser simpática; es ser clara. Cuando eliges prioridades, tu agenda se vuelve un mapa, no una trampa.
2) Ajusta tu entorno para que te cuide. La neuroarquitectura nos recuerda que la forma en que percibes un espacio modifica tu estado interno. Iluminación cálida al anochecer para favorecer el descanso, orden visual en la zona de trabajo, y un “rincón de aterrizaje” en la entrada para dejar llaves, móvil y bolso y liberar a tu cerebro de microdecisiones. No hace falta reformar: cambia una lámpara, despeja superficies, coloca una planta donde mires a menudo, guarda lo que no usas y exhibe lo que te inspira.
3) Agenda recuperación, no solo rendimiento. Si no bloqueas en el calendario lo que te recarga, el mundo ocupará ese hueco con urgencias ajenas. Programa tus microhábitos: caminar, leer 15 minutos, estirarte, respirar profundo antes de abrir el correo. Pequeños rituales con evidencia: mejores decisiones, menos impulsividad y más presencia con tu gente. Tu sistema nervioso es tu “motor”; si lo quemas en las primeras semanas, el trimestre se hace eterno.
Ejemplo realista: una clienta, profesional de educación, llegó a septiembre exhausta cada año. Durante el último agosto aplicó este plan: priorizó tres metas, despejó su escritorio y definió un horario de “modo avión” de 22:00 a 7:00. El impacto fue medible: menos migrañas, menos discusiones por prisas y una mejora clara en su concentración. No cambió de vida; cambió su manera de empezar.
Para reforzar tu búsqueda y que encuentres recursos de valor, aquí tienes un análisis orientativo de palabras clave relacionadas con este tema. Los datos son estimaciones razonables para España y pueden variar, pero sirven como guía para tu propio camino:
Usa estas frases como brújula cuando busques recursos o cuando quieras profundizar en lecturas, podcast y guías prácticas. La clave es que tus búsquedas respondan a acciones concretas: priorizar, ajustar tu hogar y programar recuperación. Recuerda: si agosto es el domingo del año, lo que decidas hoy define el tono de tu lunes.
Y ahora, vuelve a la pregunta que abre este artículo, con toda honestidad: ¿Cómo quieres empezar el lunes llamado septiembre? Si lo que te dices por dentro es “esta vez quiero hacerlo distinto”, estás a tiempo de dar un primer paso claro y medible.
CTA: Si llevas demasiado tiempo pensando “estoy bien, pero podría estar mejor”, es el momento de probar un acompañamiento práctico, humano y basado en evidencia. Reserva una sesión de orientación (25 €) para dar estructura a tu plan de septiembre y empezar a cuidarte de verdad. Pide tu cita aquí: fatimaizquierdo.com